Algo de mí


Hola, soy Agustina Micheo de Trenque Lauquen y el 9 de enero del 2021, me decidí a compartirles mi historia, mi dolor y alegría en este nuevo desafío donde cada uno pueda aportar un nuevo lazo.

Estoy casada con Sebastian hace 19 años y tenemos 4 hijos: Jacinta, Celina, Alfonso y Basilio, por orden de nacimiento.

Nuestra vida venía sobre rieles, literal, una vida llena de salud, alegrías, familia, amigos, deporte … De repente el 25 de julio de 2019, nuestro hijo Basilio muere en un accidente, en el campo, mi lugar en el mundo, donde me crié, estando con su hermano y primos, que eran el centro de su vida.

Y de repente me encontré en un agujero negro, profundo, donde todo pierde el sentido, donde hay momentos que sentís sus pasos y pensás que es un sueño. Pero el sueño es una realidad que no quiero aceptar y que quizás nunca llegue a comprender.

Desde un principio me sentí afortunada, por la cantidad de gente que se acercó a nosotros, con el amor más sincero, nuestra familias, amigos y gente que no conocía, todos pequeños grandes gestos que iban tocando mi corazón. Desde el día del accidente todos los días tengo una visita, un mensaje, un gesto … Y yo estoy convencida que es Bachi que me los manda, con su alegría, picardía y sonrisa inigualable.

Estos gestos de amor fueron generando una nueva realidad en mi vida… y enlazada a los corazones de mucha gente voy aprendiendo a vivir de nuevo.

Mover mis manos y Respirar


 

Uno de los primeros mensajes fue de mi amiga Ernestina, donde ella me decía: “Agustina respirá”. Hoy recién estoy entendiendo el significado de ese mensaje tan simple pero tan profundo… Respirá cuando la angustia se hace insoportable … Respirá cuando no te podes dormir … Respirá cuando te sientes ahogada … Respirá cuando te enojas … Y agradecer el respirar mío y de los que me rodean, como una gracia de estar vivos.

De golpe me encontré en mi casa y unos amigos nos regalaron una huerta …  Al mes de lo de Bachi, estábamos poniendo la huerta en su lugar… Y fue descubrir la paz en la naturaleza, el trabajar mis manos, el poder compartir el trabajo y su fruto como algo totalmente mágico.

Volví a viejas actividades y rescate la aguja de crochet, y mis manos no pudieron parar!!!! Respiraba en cada lazada, lloraba en cada una , pensaba en Bachi, en nosotros , en mí y en la persona a la que estaba destinada mi tejido, porque me gusta tejer pensando en alguien que quiero, y así pasaban las horas, días, meses… Y en cada lazo me sentía más unida a Bachi, más unida a muchas personas queridas y más agradecida…

Un sueño


Y hoy me encuentro acá parada, y siento que me gustaría dar un paso más, hacer algo por alguien que no conozco y que puede necesitar mi ayuda. Como estoy y desde mi casa …  y quizás haya más gente como yo, que necesite mover sus manos, sanar un dolor, y se pueda sumar desde su casa.

La idea es vender los productos tejidos por cada persona que se sume al proyecto, destinando lo que recaudemos a cubrir necesidades de otros niños, que aún no conocemos pero que pueden estar esperando una mano, una ayuda…

Empezar por algo chiquito y ver en que se va transformando, porque si algo he comprobado en carne propia es la bondad y el amor de la gente. Y hoy siento que quiero expandirlo, multiplicarlo y ofrecerlo.

Enlazando


Enlazando no es solo una idea o un sueño, surge a partir de mi necesidad de agradecer apenas un poquito el inmenso amor que recibí a través de muchísimos lazos, que se fueron enlazando en mi corazón, desde el día que mi vida cambio.

Esos lazos que me han hecho y me hacen tanto bien, a los que me aferro para sostenerme y seguir día a día.

Porque lazos son los amigos, la familia, los que me conocen y no tanto…los que caminan conmigo desde siempre y los que se sumaron en el camino, los que me sostienen y no quiero soltar.

Lazos también son los que tejo con la aguja en mis manos, para crear una nueva obra que pueda cobijar a alguien.

Entonces cada lazo se va “ENLAZANDO” en nuevos corazones que se unen con la certeza del amor que nunca se cortó, que me sigue guiando he inspirando.

El lazo era el juguete preferido de Bachi, nuestro gaucho que no dejaba de enlazar nada que se le cruzara en el camino, su pasión, el campo, los caballos y los pájaros.

Amarrada a él como un lazo invisible e indestructible. Mientras respiro y vivo.

Ovillando la Vida


Estas fotos reflejan lo que es mi vida, creo que fue siempre así, solo que cuando las cosas se ponen difíciles, valoras todo lo que en otros momentos te parece normal!!!

Fui con Manuela a Scalabrini Ortiz a comprar lanas, ella con todo el amor y paciencia del mundo me ayudó a elegir colores y materiales.

Yo las traje a Trenque, parece fácil pero cada viaje, demanda un montón de energías.

Al otro dia mi amiga Cecilia se llevo las madejas y junto a su mamá, las ovillo y me las dejó en mi casa, listas para que pueda empezar a trabajar.